Un estudio destaca el efecto beneficioso que tuvo durante el confinamiento

Es de sobra conocido el efecto estimulante, relajante y hasta evocador que tiene la música. Los sonidos melódicos van directos al cerebro y este responde desde que nacemos. Una nana es el mejor calmante que una madre puede dar a su hijo; los niños pequeños son capaces de moverse al ritmo de canciones; antes se aprendía cantando desde las tablas de multiplicar hasta el nombre de los principales ríos; una canción, en definitiva, puede convertirse en un viaje en el tiempo a aquel verano tan especial, en el impulso para iniciar una actividad deportiva o para añorar a un ser querido.
Las propiedades terapéuticas de la música se revelaron como el mejor ‘fármaco’ contra la soledad obligada a la que se vieron sometidos millones de personas durante la pandemia. Un estudio de la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Burgos confirmó que en la población mayor de 41 años demostró ser un «poderoso instrumento» para la autorregulación emocional, ayudando a soportar estados psicológicos y emocionales negativos como la ansiedad, la angustia y la depresión.
Grupos de edad
Este trabajo se basa en una encuesta en la que participaron 1.377 personas divididas en tres franjas de edad: de 18 a 41 años, de 41 a 50 y mayores de 51 años. Los resultados mostraron que los jóvenes fueron quienes más utilizaron la música para combatir la soledad, al destacar que aporta belleza y ayuda a relajarnos para atravesar dificultades. Entre los participantes mayores de 41 años, el 73,8% de son los que más la valoran y usan como medio de autorregulación emocional.
Los autores del estudio indican que «la música es un gran inductor del estado de ánimo que permite no centrar la atención en circunstancias estresantes». Por eso, proponen la puesta en marcha de campañas publicitarias que ayuden a activar los mecanismos necesarios para reducir los niveles de ansiedad y soledad cada vez que se den situaciones de estrés. Los investigadores de la Universidad de Burgos concluyen que “el estado de ánimo es el que determina la música que elegimos escuchar y al mismo tiempo, la música puede servir para expresar la emoción que estamos sintiendo”.