Divi García, del programa Personas mayores y servicio de teleasistencia de Cruz Roja, detalla el compromiso de la entidad para paliar la soledad

¿Cómo y por qué decidieron vincularse a la estrategia Hariak?

Decidimos vincularnos a la estrategia porque Cruz Roja es una entidad de referencia en lo que se refiere a atención a las personas mayores. Llevamos más de 30 años de trayectoria y contamos con gran presencia territorial que nos permite llegar a muchos hombres y mujeres mayores y la soledad y el aislamiento involuntario son problemas de primera magnitud. Lejos de reducirse, los cambios en el estilo de vida y en la sociedad hace que estén aumentando. Por eso Cruz Roja, preocupada por el fenómeno de las soledades, se vincula a la estrategia y pasa a formar parte del grupo motor.

Hasta la fecha, ¿en qué ha consistido su participación en la estrategia?

Tuvimos la oportunidad de estar en la presentación en abril de 2021 del documento de base que establecía los itinerarios básicos de la estrategia. A partir de ahí colaboramos en lo que es el proceso participativo, entre mayo y junio de 2021, participando en varias reuniones en diferentes localidades de Gipuzkoa para incorporar en la definición de la estrategia nuestro punto de vista como entidad, para colaborar en la construcción de la red. También hemos participado en el diálogo público sobre las soledades junto con otros agentes locales.

¿Qué proyectos específicos para paliar la soledad no deseada estáis realizando?

Uno de los objetivos de Cruz Roja en su intervención con las personas mayores es el de reducir el aislamiento y la soledad, porque son causas de muchos otros problemas asociados a la vejez. Tenemos un proyecto que se llama ‘Enrédate’ que persigue romper con esa situación de aislamiento a través del fortalecimiento de la red social de la persona mayor. Para lograrlo es clave la participación del voluntariado, que al final constituye el mayor soporte del proyecto y sirve de nexo de la persona con la comunidad. Es fuente de escucha, de contacto humano y de referente comunitario de nuestra intervención.

En el proyecto tenemos tres líneas. Primero, hacemos actividades de capacitación para que la persona adquiera competencias para mejora de la red social, como talleres individuales y grupales. También ofrecemos recursos materiales o humanos para reducir ese aislamiento, como préstamos de dispositivos tecnológicos; de productos de apoyo, si los necesita para salir de casa, por ejemplo; si necesita movilizarse también ponemos a disposición de la persona un vehículo adaptado o un voluntario que le acompañe. Y luego hacemos actividades dirigidas a ayudar a la persona a emprender el proceso de desarrollo personal que necesita para mejorar su red social, para ello hacemos visitas para paliar la soledad. Se le asigna una persona voluntaria que va uno o dos días a la semana a visitarla, salen a dar un paseo, a tomar un café… Estas visitas pueden ser tanto en domicilio, como en residencias, y también en el hospital; y además de individual se hacen de manera grupal. Que esa persona que recibe la visita de su voluntario pueda hacer actividades con otras personas en su misma situación, hacen excursiones, talleres… Por último, hacemos un seguimiento individualizado para ver qué necesidades van surgiendo.

¿Qué requisitos debe cumplir una persona que quiera hacerse voluntario?

Una persona mayor de 18 años, sensibilidad para el colectivo de las personas mayores, habilidades sociales, empatía, asertividad, prudencia… y también puntualidad, nos parece importante. Si una persona mayor está esperando a una persona voluntaria que va una vez por semana y llega tarde, pues eso lo remarcamos mucho, que tenga un compromiso. Y que tenga disponibilidad uno o dos días a la semana. Sin embargo, si hay gente que quiere ayudar, pero no tiene esa disponibilidad semanal buscamos una opción para que pueda ayudar y la forma de adaptarlo a las necesidades del servicio.